Volvió a oscurecerse la noche. El silencio de los malos presagios volvió a sobrevolar las casas verdes. La noche echó su manto sin saber que sería usado para malos fines y la lluvia… la lluvia volvió a caer como lágrimas de quien ya no sabe si solo debe o no llorar a sus muertos.
Una mano, de cualquier color, menos blanca. Una idea oscura como la noche. Un ansia de cumplir un propósito imposible. Afán de demostrar que aún sigue vivo, que aún puede oscurecer el horizonte, que nada ni nadie puede pararlo.
Voces calladas ahogadas por el miedo. Por una situación insostenible… por una situación que ya dura demasiado. Pasos que no se darán por miedo al callejón oscuro y la cobardía de la espalda. Sentimientos de repulsa reprimidos que una vez salieron a pasear pero cuyo espíritu, nacido de otra noche de suspiros, quedó perdido en la memoria de quien prefiere no recordar.
Cúpulas divididas que resquebrajan lo que tanto desean los demás. Grietas abiertas de pensamientos egoístas que solo su ombligo saben mirar. Personajes de tres al cuarto que se lanzan cadáveres sin piedad.
¡Basta ya! El silencio no abrirá los oscuros nubarrones de una noche cualquiera. El aire de las palabras no levantarán la tierra para que los nuestros puedan descansar. La piedad debe usarse con certeza para no caer en la idiotez. Rejas, mil rejas, para encerrar el odio; años, mil años, para hacer justicia a los que ya no están; hechos, mil hechos, para garantizar que ya no habrá mas noches oscuras que volvamos a lamentar.
895 asesinados por ETA en la democracia. Ellos se vieron obligados a guardar silencio, nosotros aún podemos decidir que hacer.
¡¡ETA KANPORA!!